El interés de la comunicación escrita se logra mediante un concienzudo estudio previo del objetivo buscado a través de un enfoque adecuado de la materia a tratar, una vez que el objetivo está claro, comienza la batalla para atrapar al receptor y mantener centrada su atención en el mensaje hasta el último renglón.
Diversos factores intervienen en el logro del interés. La jerarquización de las ideas, el empleo de un vocabulario exacto, y la utilización de frases, oraciones y proposiciones impactantes conforman el esquema básico de la ley del interés en la redacción.
El redactor tiene que llamar la atención de su emisor. Esto debe lograrse al principio del mensaje y desde ese momento concentrar todas sus fuerzas comunicativas en atraer el interés del receptor hacia el objetivo perseguido. Hacer parte al receptor del mensaje, es tocar su yo y convertirlo en el punto de contacto comunicacional con el emisor. A partir de este momento comienza el juego comunicacional.
Es por ello, que se debe adaptar el mensaje al receptor, tener presente su condición social, sexo, ideología, religión, estado civil, en fin, su vida misma.
El interés del receptor sólo se capta si el mensaje está certeramente apuntado a él y ha tomado en cuenta su forma de ser, su personalidad y su condición social o profesional. Hay cuatro factores para que un mensaje sea efectivo: atención, interés, deseo y acción. (AÍDA).